DRAGO: agosto 2014

Tenía muchas ganas de ver la exposición de Pepe Dámaso, guiada por el propio artista, bajo el título “Dámaso y el tríptico de Agaete de Joos Van Cleve”, de la Virgen de las Nieves, en San Martín Centro de Cultura Contemporánea en Las Palmas de Gran Canarias. Es una intervención del pintor en torno a este tríptico flamenco que llegó a las islas hace 500 años, de manos de sus donantes, D. Antón Cerezo y su esposa Dña. Sancha Díaz de Zorita que hicieron fortuna en el cultivo y comercio de la caña de azúcar.

La exposición está muy bien planteada, comisariado por mi profesor en la Universidad de la Laguna, Francisco Galante, una introducción sobre el tríptico, el mar, su sonido y sendos videos en el que se recoge el paisaje de los puertos de Agaete y de Amberes, grabados durante todo un día con una luz maravillosa, en la que se refleja el asombroso paisaje canario y el belga.

Pasamos por un recorrido histórico, el momento en el que llega la obra a las islas, sobre la ruta comercial con Flandes, reproducción del retrato de Joos Van Cleve y la versión de Dámaso, que le costó cerca de tres años de trabajo, donde la cara del artista flamenco, llamado el Rafael del Norte, se convierte en un clavel y el anillo que lleva en su dedo el retratado, para el pintor canario se multiplican y aparecen como “satélites” alrededor del representado.

Le sigue ya en las dos plantas del recinto todas las creaciones de Dámaso basándose en obras de Cleve, “desmenuza el tríptico” y hace su versión del mismo; y al faltarle a la obra de Agaete la parte inferior en la que se representa la última cena (que actualmente está en el Museo del Louvre), Pepe Dámaso decide pintarlo con personajes de su Agaete natal, amigos, incluye a una mujer, y comenta: “¿Por qué no invitaría Jesús hoy en día a una mujer a cenar?”. Igualmente coloca en la mesa un portátil de “Apple”, un guiño a las nuevas tecnologías donde todos tenemos móviles y ordenadores.

El artista vuelve a interpretar otra obra de Cleve, "El suicidio de Lucrecia", obra de 1540, realiza varias versiones con diferentes actrices, una de ellas es con la actriz cubana Mirtha Ibarra, obra posterior a 1993 en la que la actriz hace la película “Fresa y chocolate”.

También se expone una serie de paisajes y autorretratos entre ellos destaca el realizado por César Manrique en 1989, de un joven Pepe Dámaso, con la mitad derecha de su rostro oscurecida. Obra muy parecida a una fotografía de Carlos Morón, realizada para el folleto de la Exposición Antológica en el Gabinete Literario en 1957. He detectado otras coincidencias entre estos artistas canarios, una es que el pintor agaetense, nos comenta a los asistentes a la muestra, que donde se encontraba más cómodo era con la figuración, aunque había tocado la abstracción. Dice textualmente: “No quiero menospreciar a la abstracción, pero no la necesito, para expresarme necesito la figuración”; algo similar comenta Morón en una entrevista en prensa, en el año 1972: “Lo abstracto me interesa a modo de experiencia como elemento decorativo”.

Otro punto en común estaría en la influencia de Néstor, donde Dámaso hace la serie de “Los Héroes Atlánticos”, en la muestra se recoge la obra “Tanausú” de 1983, con clara influencia de Néstor Martín Fernández de la Torre en “Poema del Atlántico” y este influjo está también en la obra de Morón, en el alargamiento de los cuellos en sus retratos.

En referencia a su obra “los caracoles” de 1987, dice que hacía tiempo que no la veía y que se dio cuenta que se conserva estupendamente y añade con la simpatía que le caracteriza: “¡Jesús! parece no pintado por Pepe Dámaso”.

En gran parte de la obra aparece el drago, y menciona una serie que realizó con esta temática a petición de su galerista.

Cuenta el artista que a sus 80 años tiene una producción de 5000 obras, y comenta: “Es que soy muy exagerado”. Una constante en ellas es la muerte y el sexo. Empezó a dibujar calaveras tras el suicidio de Oscar Domínguez en París en 1957, quiso hacerle un homenaje donde dibujó una calavera blanca, con detalles de trozos de encajes y esta obra se muestra en la exposición.

El certamen termina con el tríptico, expuesto en la capilla del antiguo hospital de San Martín y en la que le apeteció repintar toda la obra con pintura blanca como había estado la cara de la Virgen hasta la restauración de 1964; y justo frente a esta obra hay otro lienzo totalmente repintado, donde solo aparecen abocetadas las tres figuras principales del tríptico.
¡Una maravillosa experiencia, vivida con el artista!